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Viruela del mono en Perú: entre la homofobia y la lentitud de las autoridades

Mientras los contagios aumentan, la falta de coordinación del Ministerio de Salud afecta a los pacientes y, sobre todo, a la comunidad LGTBIQ+, que es víctima de los estigmas y la homofobia de una sociedad conservadora y desinformada. La ausencia de una campaña seria y focalizada pone en riesgo la salud pública, advierten los especialistas.

 

Por: María Morales Isla/ Unidad LR Data
Publicado el 11 de agosto de 2022

El Perú lidera las infecciones de viruela del mono por cada millón de habitantes en América del Sur, según Our World Data. Con 632 casos en el país hasta el miércoles 10 de agosto, el tratamiento de la enfermedad está rodeada de desinformación y discriminación hacia la comunidad LGTBIQ+ pese a que cualquier ciudadano o ciudadana, sin importar su orientación sexual, puede contagiarse. Después de 40 años, el colectivo tiene que enfrentar los mismos estigmas que con la epidemia del VIH. “Estamos retrocediendo. Estamos nuevamente en los 80”, sostiene Marlon Castillo, del Grupo Impulsor de Vigilancia en Abastecimiento de Medicamentos Antirretrovirales (Givar).  

El retroceso y la violencia se reflejó durante las últimas semanas en diferentes centros de poder. En el Legislativo, el trabajador Carlos Marina fue despedido luego de que se recuperara de la viruela. En la televisión, los médicos promovieron la estigmatización. Así se dio una seguidilla de expresiones y actos errados propiciados por la falta de una campaña de comunicación adecuada con enfoque de diversidad sexual y el desconocimiento de la transmisión de la enfermedad, de acuerdo con los especialistas. En tanto, en el Ministerio de Salud hay un doble discurso: el titular asegura la compra por medio de un comunicado, mientras que la jefa de inmunización y el vocero lo niegan.

Aumentan los contagios y la discriminación

Los datos del actual brote de viruela del mono revelan que, en solo dos meses, el Perú ya cuenta con 632 casos confirmados, cuya mayoría se reporta en Lima Metropolitana (527). De esa cifra, los hombres —sobre todo los que mantienen sexo con otros varones— concentran el número de infecciones, aunque ya se registró a cuatro mujeres con la enfermedad. 

Para el médico infectólogo Carlos Medina, este mal no tiene distinción, tanto es así que cualquiera puede contraerlo: solo basta mantener contacto íntimo con un paciente infectado. Además, agrega, la transmisión es por el contacto piel a piel, que ocurre en las relaciones sexuales, pero no porque sea una enfermedad de transmisión sexual en sí misma. 

“Las lesiones se presentan más en las áreas genitales, por lo que es esperable que en el momento del acto no se observen y puedan romperse. Es un contagio muy estrecho con una persona que tiene la enfermedad. Este virus se puede detectar en secreciones de la boca, los besos y en lo relacionado con el acto sexual”, acota. 

Pese a que todo ciudadano o ciudadana es susceptible, la comunidad LGTBIQ+  es víctima los estigmas, debido a que las cifras informan que el 68% de los pacientes son homosexuales, mientras que un 7% es heterosexual. Ello sin mencionar el contexto detrás de los números.

Víctor Sotelo Reyes, director ejecutivo de la ONG Sí Da Vida, afirma que los datos sin especificación o historia promueven la discriminación. “Si bien la comunidad homosexual y bisexual es la más afectada, se debe precisar que son ellos quienes acuden de manera frecuente a centros de salud sexual y por eso se tiene el registro”, aclara. 

Del mismo modo, Marlon Castillo remarca que esta población se acerca de manera frecuente a las campañas de descarte de VIH y son los más preocupados por su salud sexual. “Muchos de los casos han sido detectados de esa manera”, refiere. 

Asimismo, el infectólogo coincide con ambas organizaciones. Desde su experiencia en el tratamiento de estas infecciones, añade que la comunidad está anexada al cuidado y prevención de la salud sexual. “Tienen una cultura de atenderse, por eso se identificó primero en ellos”, apunta. 

Acciones lentas: una campaña de comunicación a medias

El principal problema de la estigmatización contra la comunidad LGTBIQ+ es la campaña de comunicación sobre la viruela, la cual no ha tenido acciones concretas y presenta una desorganización en las autoridades y voceros del ente rector. 

El Ministerio de Salud (Minsa) inició la estrategia por medio de la entrega de folletos en algunos establecimientos como saunas, discotecas, aeropuertos y colegios. Según Eduardo Ortega, asesor del despacho del Minsa, los volantes incluyen información acerca de que la enfermedad se contrae piel a piel, incluso regalan un preservativo, pero aclaran que este no protege del virus. 

En esa línea, Ortega enfatiza que se ha reunido con organizaciones y colectivos para hacer frente a la estigmatización y prevenir la discriminación. Sin embargo, Givar y Sí Da Vida hacen hincapié en que si bien hubo una reunión con el ministerio, no se tomaron medidas concretas, aspecto que se observa en la invisibilización del colectivo en los afiches de prevención, así como tampoco se informa sobre la necesidad de hacerse pruebas de descarte. 

“La respuesta tan lenta se da porque la población más afectada es gay o bisexual. No ocurrió lo mismo con la COVID-19. El proceso se tiene que dar de manera focalizada. No hacer nada sí es una falta grave del Minsa”, increpa Castillo. 

Por su parte, Medina aclara que la falta de una campaña seria afecta a la población en general, ya que origina un subregistro de casos que no se pueden identificar y puede agravar la salud de estos pacientes desconocidos. 

En ese escenario, el asesor del Minsa enfatiza que recién a inicios de agosto se desembolsó dinero para la campaña y las acciones preventivas sobre la enfermedad. Según agrega, su mejora se observará en videos que se transmitirán en redes sociales o televisión. 

No obstante, reconoce que el personal de salud o incluso las mismas autoridades pueden caer en la estigmatización. Por ello, Ortega da a conocer que los están capacitando y que, a su vez, se han desplegado brigadas para incentivar las campañas masivas que ayuden a frenar la discriminación. 

En ese aspecto, el asesor fue consultado acerca de si realizarán acciones de prevención y orientación en instituciones del Estado, a propósito del despido de Carlos Marina en el Congreso —cuya oficina fue fumigada pese a que eso no contribuye en la desinfección—: “No ha sido una prioridad, pero se tiene que tener en cuenta. Nuestra conducta sexual es objeto de juzgamiento”. 

Para Sotelo, las medidas deben ir más allá del enfoque comunicacional, puesto que se debe llevar a cabo pruebas de descarte porque la población requiere entender la necesidad de cuidar su salud sexual, debido a que el mayor riesgo es el contacto íntimo. Con respecto a esto último, Medina establece que las lesiones suelen esconderse sobre todo en los genitales.

Compra de vacuna en incertidumbre

La compra de una vacuna contra la viruela, como lo están haciendo los países occidentales, mantiene al Perú en la incertidumbre y relega a la comunidad LGTBIQ+. Desde el Minsa hay un discurso contradictorio: el ministro Jorge López asegura la adquisición, pero el asesor del despacho y la jefa de inmunizaciones la niegan. 

El 1 de agosto, María Elena Martínez, jefa de Inmunizaciones, rechazó que se vayan a traer dosis para contrarrestar el avance de la infección. El motivo era que no se iba a inocular masivamente a la población a pesar de que la misma OMS recomienda que sea focalizado para la población vulnerable.  

“(La vacuna) por ahora no. Esto sigue en la alta dirección, ellos han recomendado la prevención. No es masivo, solo sería para un grupo. (...) No es una enfermedad letal, no hay muertos, puede ser controlada”, expresó en RPP Noticias. 

Cabe precisar que, desde junio, la alta dirección del Minsa evalúa la inmunización. Así, en los últimos días, las redes sociales de esta cartera informaron acerca de las reuniones para la adquisición con la Organización Panamericana de Salud (OPS). El último martes 9, el titular del sector aseguró que está en gestión obtener 5.000 dosis vía OPS, pero estas estarían dirigidas para el personal sanitario. 

Sin embargo, el vocero del ministerio aclara que aún no es prioridad contar con la vacuna, ya que la dosis se centraría solo a los profesionales de salud y no sería “muy útil” para frenar la infección porque no se dirigirá a la población vulnerable. Asimismo, Ortega sostiene que el fármaco no es propiamente para la viruela del mono, por lo que su uso es “anecdótico”. Otro aspecto es que el precio es elevado. 

“La dosis que podamos conseguir probablemente sea para trabajadores de salud, definitivamente no alcanzaría en ninguna circunstancia para aplanar la curva de transmisión”, recalca.

Esa falta de coordinación mantiene a la comunidad en la incertidumbre. En tanto, Sí Da Vida, Givar y la Defensoría del Pueblo solicitan la adquisición de dosis y que se distribuya de manera focalizada con la población vulnerable. Por su parte, Medina afirma que esta siempre es una medida que debe darse para contener la enfermedad; no obstante, considera que deben evaluar los recursos que tiene un sistema de salud tan precario como el nuestro. 

Mientras hay una descoordinación de las autoridades de salud, la comunidad LGTBIQ+ enfrenta los estigmas y la homofobia de una sociedad aún conversadora. “Los tratan como pecadores, miran si tienen ronchas. Los excluyen del espacio público, del trabajo, del sistema de salud. Es evidente”, lamenta Castillo.