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Riesgos inminentes: hay 1.902 zonas críticas en Perú, incluida Retamas

Han pasado 15 días desde que el derrumbe en el cerro La Esperanza dejó 8 personas fallecidas en el centro poblado Retamas. Sin embargo, otras zonas críticas en todo el país están en una situación similar, a pesar de las advertencias de peligro.

 

Por: María Morales Isla / Unidad LR Data
Publicado el 30 de marzo de 2022

"De mí, nada ha quedado", dice Daniel Robles Cruzado, quien ha perdido a seis integrantes de su familia tras el deslizamiento del cerro La Esperanza en el centro poblado Retamas, en La Libertad. El desastre, ocurrido el 15 de marzo en la provincia de Pataz, puso de manifiesto —como cada vez que hay un suceso así— las diversas deficiencias que tiene la prevención en el país.

El derrumbe dejó ocho víctimas mortales, entre ellas, el hijo, las dos nueras y los tres nietos menores de edad del señor Robles, así como otros siete heridos y 53 damnificados. Además, quedaron viviendas destruidas y la vía de transporte colapsada. Sin embargo, la posibilidad de ese evento ya había sido advertida desde el año 2009, cuando ocurrió un hecho similar y el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet) señaló que la zona era crítica. 

Pero no solo Retamas es un área en riesgo. En Perú se ha identificado más de 31.000 puntos de peligro; de esa cifra, existen 1.902 zonas críticas que van a detonar a causa de las lluvias o por un sismo. Pese a ello, solo algunas regiones o provincias cuentan con planes de prevención. Especialistas aluden a la desidia de las autoridades.

A dos semanas del desastre, Ingemmet advierte otro deslizamiento en el centro poblado, por la susceptibilidad del territorio; en tanto, sus ciudadanos subsisten sin hogar, sin familia y sin dinero. “A mí no me han dicho nada, hay comentarios, pero no sé más. No hay ayuda del Gobierno”, señala Robles, de 71 años.

Retamas, una historia de deslizamientos

Si bien en la provincia de Pataz las caídas de rocas son constantes, hay inestabilidad del suelo y falta de planificación urbana, lo que ha causado que la zona sea denominada en riesgo alto y muy alto. Ello no ha sido impedimento para que la ciudadanía se asiente cerca al río y en las faldas de los cerros por la carencia de recursos económicos y por la actividad minera.

Magdie Ochoa, especialista del Ingemmet, explica que la presencia de rocas fracturadas y la pendiente del cerro conllevan a que la provincia sea vulnerable. “Todas las zonas de Pataz, como Retamas, son muy susceptibles. Hay factores de riesgo por el proceso gravitacional y la caída de rocas. Pero, pese a las recomendaciones, el crecimiento de la población se extendió hasta las laderas. Ellos también están cerca a los ríos”, advierte.

 

 

Previo a lo sucedido el pasado 15 de marzo, el Instituto de Defensa Civil (Indeci) ya había emitido un informe sobre un deslizamiento en el mismo centro poblado de Retamas en febrero de este año. En esa ocasión, hubo dos afectados, una vivienda quedó destruida y otra, inhabitable. No obstante, desde esa fecha, poco se hizo. No se reubicó a la población, aunque ya habían advertencias de otros estudios por parte de Ingemmet.

“Si bien es cierto este evento (deslizamiento) ha ocurrido en varias oportunidades, no podemos dejarlo así, porque el material del cerro que se va consolidando es muy susceptible. Se tiene que evacuar a la población, pues hay una alta probabilidad de que vuelva a ocurrir”, acota Ochoa.

En ese panorama, la especialista hace hincapié en la función de las autoridades locales, regionales y nacionales, dado que hay una desconexión entre estas y los organismos que monitorean los peligros o desastres, como Indeci o el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred). 

“La misma autoridad no presta atención, dicen ‘como ya ocurrió, no va a volver a pasar’. Tampoco hay búsqueda de acceso a la información (de nuestros informes). Hemos pedido  mucho que la población tenga el cuidado de la seguridad”, agrega. 

Ello va en línea con que solo cinco provincias de La Libertad cuentan con medidas para prevenir los riesgos, pero ninguna de ellas es Pataz, a pesar de su alta vulnerabilidad, de acuerdo con Alfredo Zambrano, subdirector de gestión de la información de Cenepred.

"Pataz era un peligro inminente. La autoridad local ha debido elaborar un plan de prevención y ejecutar las medidas. Sobre este plan de prevención, si observaba que sobrepasaba sus capacidades para llevarlo a cabo, se pudo realizar la reubicación o solicitar ayuda (al Gobierno)", detalla.

Temporada de lluvias: incremento de riesgos

Uno de los eventos climatológicos que intensifica el riesgo en las zonas críticas es la temporada de lluvias en la sierra del país, cuyo periodo se da entre enero y marzo. Si bien las autoridades conocen la ocurrencia de las precipitaciones, no realizan planes de prevención. 

“Ya uno sabe que en enero, febrero y marzo debemos estar vigilantes, porque las lluvias se intensifican. Todos los años ocurre. Debemos estar atentos a estas zonas críticas para tomar acciones de prevención, pero no sucede”, sostiene Zambrano. 

 

 

Tras el deslizamiento en Retamas, el Gobierno de Castillo declaró la zona en emergencia, una acción que también tomó el expresidente Martín Vizcarra en 2019, cuando hubo un suceso similar en La Libertad por las lluvias. Más allá de eso, el centro poblado siguió expandiéndose, a costa de los peligros.

“Ahora las autoridades se están articulando con las declaratorias de emergencia para hacer más rápido la reubicación. Pero, se están demorando mucho. Es muy tedioso conseguir el lugar adecuado para las poblaciones, o los fondos son muy escasos”, puntualiza Magdie Ochoa.

En lo que va del 2022, hubo cuatro declaratorias de emergencia en las regiones de San Martín, Cajamarca, Cusco y La Libertad debido a las precipitaciones. Tampoco se han tomado medidas o iniciativas para prevenir estos casos, aseguran los especialistas.

Robles Cruzado relata que el alcalde de Parcoy, así como de otras instituciones, les han brindado colchones, azúcar y arroz para poder mantenerse. No obstante, esa ayuda no basta, pues muchos no cuentan con dinero. Aunque el presidente Castillo se acercó al lugar de los hechos y ofreció otorgar un lote a cada uno de los afectados, no hubo acciones concretas.

“He perdido todo. Mis cosas, yo tenía mis casitas, mis pertenencias, mi familia. Yo no trabajo y había sacado mi dinero del banco, pero todas las rocas lo han tapado. Ahora estamos en una posada”, dice Robles, quien ahora ha sido acogido por una iglesia evangélica.

Peligros inminentes: hay 1.902 zonas críticas en el país

En el país hay muchos sitios como Retamas. Según Ingemmet, hay 1.902 zonas críticas por peligros geológicos de gran magnitud, cuya mayor cantidad se encuentra en Lima, por su extensión y el número de su población.

Dichas áreas críticas son más susceptibles por las lluvias o los sismos. De acuerdo con Ochoa, estos eventos provocan caídas de rocas, deslizamientos, huaycos, entre otros. Ante ello, los organismos emiten alertas e información que son enviadas a las autoridades, pero no siempre son consideradas. 

La especialista explica también que las zonas críticas seguirán en ese estado si no se toman medidas. Además, resalta que solo algunas localidades —sobre todo aquellas con riesgos recurrentes— cuentan con planes de prevención o contingencia.

Los lugares más propensos a las precipitaciones se encuentran en la cordillera, en regiones como Cajamarca, La Libertad y Áncash, por la particularidad de sus rocas, según los informes de Ingemmet.

En esa línea, Zambrano enfatiza que Cenepred brinda asistencia para la prevención de desastres en los tres niveles de Gobierno. Sin embargo, muchos de los planes no se concretan por el cambio de autoridades.

“Cuando tomamos conocimiento de alguna zona crítica, nos apersonamos y nos ponemos a disposición, a fin de hacer estos planes. Sin embargo, el proceso se interrumpe por el cambio de gobernantes. Además, Cenepred es una entidad pequeña para los distritos que hay a nivel nacional”, aclara.

En esa línea, detalla que el desinterés por los planes de prevención se debe a que las autoridades solo atienden la emergencia. Es decir, buscan medidas de contingencia cuando ya ocurre el suceso y prima, así, un enfoque reactivo ante el peligro.

Lo anterior se confirma con el Registro Nacional de Municipalidades (2020), donde solo 810 de 1.678 distritos cuentan con planes de prevención de desastres. No obstante, la cifra se incrementa a 1.344 cuando se trata de medidas de contingencia y de rehabilitación. 

Ahora, los datos varían con la información actualizada que maneja el Cenepred. Según esta entidad, los planes vigentes son solo 189 a nivel distrital, provincial y regional. Piura y Cusco lideran la lista.

A ello se suma que los municipios son instituciones débiles con dificultad de gobernanza y un desconocimiento en la planificación urbana. Su falta de recursos económicos y de asesoramiento son algunos de los factores que intensifican la ausencia de prevención, asegura Gilberto Romero, presidente del Centro de Prevención de Estudios de Desastres (Predes).

Para el especialista, no hay un órgano que fiscalice y supervise a las autoridades municipales en la toma de decisiones, sobre todo cuando estas no consideran la seguridad de sus poblaciones en sus planes de gobierno.

En ese escenario, recomienda que las medidas en zonas críticas se centren en cuatro parámetros: reconocer los deslizamientos activos, reducir el riesgo de dichas zonas ocupadas (en colaboración con los líderes comunales), rehabilitar el lugar y realizar un monitoreo constante.

En Retamas, Indeci ya concluyó el rescate de víctimas, y algunos damnificados han sido alojados en el albergue El Fósforo. En tanto, la Municipalidad de Parcoy y el Gobierno Regional de La Libertad continúan retirando los materiales del deslizamiento.

Lo sucedido en el centro poblado era una tragedia anunciada. Sin embargo, las autoridades de los tres niveles del Gobierno no atendieron las recomendaciones ni las alertas para prevenir el desastre. Del mismo modo, otras comunidades se encuentran en estado crítico y sin respuesta del Estado.

“Hemos perdido familiares y casas. No tenemos nada. Tengan en cuenta a sus ciudadanos, nosotros también somos peruanos”, lamenta Robles.

 

Canal de ayuda 
Si deseas brindar apoyo a Daniel Robles, puedes comunicarte con él al siguiente número: 948 236 067.