Por: Katherine Morales
Publicado el 18 de mayo de 2023
Tal vez la imagen que más representa a Lima no sea el de la plaza San Martín, sino el de una ciudad llena de sonidos estridentes, embotellamientos, carros llenos y pasajeros colgados de la puerta. Escapar es toda una hazaña y el taxi colectivo parece haber encontrado la salida. Promete comodidad y velocidad a un precio menor que un taxi, pero te expone a la inseguridad, a accidentes de tránsito y a la informalidad.
La caótica situación de Lima y Callao debió ser gradualmente mejorada a través de los 5.000 buses que prometían los cinco corredores complementarios. Sin embargo, “apenas hay 785 unidades”, de acuerdo a Luis Quispe Candia, presidente de la ONG Luz Ámbar.
A la fecha, dos corredores ya no operan (amarillo y verde) y uno corre el riesgo de suspender sus servicios (morado). El motivo, según declaraciones de los concesionarios, son los colectivos.
Las rutas que cubren los taxis colectivos
Ander (27 años) cuenta que no se siente muy seguro cuando se moviliza en taxi colectivo por la avenida Arequipa, pero admite que es la opción que más le conviene al salir de su trabajo para dirigirse a su casa en San Juan de Lurigancho. “Es mucho más rápido, no se detiene en cada paradero, como los buses, y puede realizar atajos para llegar más pronto a su destino”, comenta a La República.
La avenida Arequipa es una de las vías donde se ve más claramente el desborde de los taxis colectivos. En un principio la exclusividad la tenía el corredor azul con 150 buses, que luego pasaron a ser 140 en casi 9 años, pero los colectiveros aprovecharon la necesidad de movilización para competir.
Similar situación ocurre en Javier Prado con el corredor rojo, que, si bien no tiene una ruta exclusiva, su flota de buses pasó de 280 a 245 en aproximadamente siete años, de acuerdo a la ACTU (Asociación de Concesionarios de Transporte Urbano).
Rutas de colectivos cubren varios paraderos de los cuatro corredores complementarios en Lima y Callao. Infografía: Alvaro Lozano
En sentido contrario, los taxis colectivos han ido en aumento. En el 2018, la Fundación Transitemos estimaba que había alrededor de 50.000 unidades en Lima y Callao, pero ahora, de acuerdo a Luis Quispe Candía, la cantidad podría llegar hasta los 200.000.
La República identificó más de 40 rutas de taxis colectivos en la capital. Algunos operan por horarios: mañana (7.00 a. m. a 9.00 a. m.) o noche (6.00 p. m. a 9.00 p. m.). La mayoría atraviesa varios distritos, lo que implicaría tomar dos o hasta tres buses. El principal destino y salida es el centro de Lima (plaza Dos de Mayo y plaza Bolognesi), y San Juan de Lurigancho (Canto Grande y av. Fernando Wiesse), uno de los distritos con mayor población y a donde también llega el corredor morado que, de acuerdo a la ACTU, de 230 buses ahora solo cuenta con 150.
“La gente opta por subirse a un colectivo, porque le da un servicio más rápido y no puede estar esperando una hora en el paradero. Tenemos que darles mayores facilidades a la operación de corredores para que tengan velocidad de desplazamiento, sin invasión de su carril”, explica Alfonso Florez, gerente general de la Fundación Transitemos.
Otro ejemplo de ruta lo plantea Cynthia Yamamoto, cofundadora del colectivo Peruanos a Pie. “Tal vez el transporte colectivo podría tener sentido en ciertas circunstancias. Un caso bien puntual es la ruta Lima-Chosica. En San Isidro hay un paradero informal, y los carros se van a Chaclacayo y Chosica. La pregunta es ¿qué opción de transporte formal tiene una persona para llegar ahí si no es tomando tres o cuatro buses y se demoraría la vida? Entonces esa es la labor de la autoridad, tener un mapa completo de los viajes que se realizan en la ciudad”, señala.
La situación que se vive en San Isidro también fue explicada en la tesis de Cintia Miyuki Diaz Matsumoto (2022). Su trabajo de investigación encontró que entre el 40% al 50% de los viajes diarios son hechos en taxi colectivo, pues es más veloz, puede tomar rutas alternas, además de que el precio de una movilidad particular es hasta tres veces superior.
Sin embargo, también están los taxis colectivos para rutas bastantes pequeñas donde no existe ningún otro tipo de transporte. Por ejemplo, esta es la situación de Didier, quien vive en la zona llamada Los Álamos en Surco y debe tomar taxi colectivo para ir hasta el puente Primavera, donde recién encontrará mayor oferta de buses: “Es mucho más económico que un taxi, además de que no hay ningún otro tipo de transporte público que llegue a mi casa”. Caminar no es una opción, pues la distancia es grande y demoraría alrededor de 30 minutos.
La reducida flota y las rutas incompletas de los corredores y buses han terminado por dar un servicio lento e ineficiente, que se resuelve en muchos casos por los usuarios en la cobertura de los colectivos. De acuerdo a una encuesta de Lima cómo vamos (2022), el 28,4% de personas en Lima y Callao piensa que sería beneficioso una ampliación del Metropolitano, el Metro y los corredores.
Las oportunidades de los taxis colectivos
El año pasado, tras varias protestas de transportistas en la capital, se autorizó que los taxis colectivos operen solo en provincia. Más tarde, el reglamento del Servicio Temporal de Transporte Terrestre de Pasajeros en Automóvil Colectivo señalaba que “iba a depender de las provincias de cada región establecer el plan de rutas, pero en ningún caso puede haber transporte en las vías nacionales. No se puede hacer colectivo Lima-Trujillo, por ejemplo”, detalla Yamamoto.
Sin embargo, el 5 de mayo el congresista Segundo Montalvo de Perú Libre presentó un proyecto de ley para formalizar los autos colectivos en Lima y Callao. Inmediatamente, se encendieron alarmas porque especialistas señalaron que se podría agravar el transporte informal y poner a los pasajeros en peligro.
“A mí no me parece que tenga ningún sentido económico ni social ni de ningún tipo que tengamos unos carros con características de taxi haciendo rutas porque es como pasar de una combi a un vehículo más chiquito. O sea, es recontra ineficiente. Ellos deberían formalizarse como taxis”, explica Gustavo Guerra, expresidente de Protransporte.
De acuerdo con la ATU, en lo que va del 2023, hasta abril, su Dirección de fiscalización y sanción ha realizado 7.328 operativos en Lima y Callao, durante los que se impusieron 10.427 sanciones por diversas faltas, entre ellas, casi 6.000 por informalidad. Además, se envió al depósito a más de 1.400 vehículos por esta misma razón.
No obstante, todo esto ha resultado insuficiente para combatir a los taxis colectivos. “Hemos visto que la ATU está desbordada, la Policía Nacional está desbordada, las mafias se han insertado en estos servicios y fiscalizarlos es muy complejo”, señala Mario Candia, ingeniero experto en tema de transporte. La República intentó contactarse con la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU), pero indicaron que no estaban concediendo entrevistas sobre el tema.
Hay un grave problema de delincuencia que convive con quienes genuinamente encuentran en el taxi colectivo un medio para obtener un poco más de ingresos económicos. Felix es uno ellos, tiene licencia para trabajar como taxi, pero muchas veces prefiere hacer colectivo. “La misma necesidad nos obliga tanto al conductor y también a los pasajeros porque el costo es menor cuando se cobra como taxi colectivo”, indica.
Trabaja alrededor de ocho horas al día y en su vehículo pueden ir hasta cuatro pasajeros. Cuenta que gracias a este servicio ha podido darle comida y educación a sus hijos. “El taxi colectivo es una necesidad porque transportamos pasajeros por donde no hay acceso de transporte público, ahorita pasamos por una ruta (Manchay-Ceres) donde no pasan otras unidades”, agrega.
La capital se expande constantemente, cada vez es más difícil transportarse en rutas largas de sur a norte o viceversa y también surgen pequeñas rutas donde no hay ningún tipo de transporte. De acuerdo a una encuesta de Lima Cómo Vamos, el 20,10% de los usuarios de buses, custers y combis aprecian este medio de transporte por la cobertura de la ruta, mientras en el caso de los corredores, solo el 5,10% de los pasajeros valora este aspecto.
Alfonso Flores, de la Fundación Transitemos, explica que el plan del Sistema Integrado de Transporte también contempla corredores de integración y rutas de aproximación entre los que se encuentran los servicios en zonas no atendidas. “Puedes agarrar toda esta microtransportación y mandarla donde no hay transporte. Son rutas en zonas no atendidas. Para eso, se tiene que sentar las bases para una nueva licitación de corredores. De ahí los colectivos podrían participar en las licitaciones nuevas con los términos y condiciones que se exija, no donde ellos quieran”, detalla.
La idea es que de acuerdo al tipo de ruta se determine el mejor vehículo para brindar servicio. “Por ejemplo, un bus tipo metropolitano, ¿crees que podría entrar en las Lomas de Lima? No puede, la ruta no lo permite. Ahí es cuando tú puedes mandar un colectivo o un mototaxi. No nos olvidemos que el 33% de la población de Lima vive en las laderas. Es bastante la gente que vive en cerros. ¿Cómo bajan hasta el transporte público?”, añade Flores.
Si bien podría existir una posibilidad para los taxis colectivos, la prioridad es la implementación completa de los 5.000 corredores complementarios; así como, de las líneas faltantes del metro y metropolitano. Sin embargo, tras la destitución de María Jara como presidenta de la ATU, luego de que el Consejo de Ministros modificara el reglamento de la ATU y agregara la causal de “pérdida de confianza” para vacar a miembros del Consejo Directivo del organismo, no se sabe cuál será el rumbo de la institución con la nueva persona a cargo, José Aguilar Reátegui. Lo cierto es que las personas seguirán usando los colectivos hasta no pensar en un transporte integral para los más de 9 millones de habitantes que viven en Lima y Callao.