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Ciudades ciegas: crecer y planificar sin saber lo que hay en el territorio

El catastro urbano es un instrumento clave para las municipalidades. Les permite saber qué elementos hay en su territorio para el desarrollo de su ciudad. Sin embargo, solo 2 de cada 10 distritos en el país cuenta con este tipo de información, un reflejo de una problemática más compleja y entrampada por poca voluntad política.

Fotografía: Flavio Matos
Por: Milagros Requena Calderón / Unidad LR Data
Publicado el 16 de diciembre de 2021

En el país existe un instrumento técnico llamado catastro, que puede explicar las características que tiene un determinado territorio. Funciona como una suerte de inventario, en el que se puede ubicar y describir, por ejemplo, un inmueble, o identificar la manera en que se han distribuido las tuberías de agua en una manzana.

“Es como los ojos del Estado”, apunta Aldo Facho, arquitecto urbanista especializado en planificación y diseño urbano. En simples palabras, es un “libro abierto” que permite entender cómo se habita un área y, sobre ello, planificar su crecimiento.

Sin embargo, como ocurre tantas veces en la realidad peruana, el concepto existe pero no se aplica de la mejor forma. La dejadez política y la poca capacidad para implementar información catastral, el principal insumo para la planificación urbana, acentúa una problemática histórica: las ciudades peruanas crecen de manera informal y con documentos vacíos.

El catastro urbano, un registro inexacto de las municipalidades

En el 2004, el Congreso aprobó la Ley N° 28294, que creó el Sistema Nacional Integrado de Catastro y lo vinculó con el Registro de Predios, con el fin de ordenar la gestión de la información catastral; sin embargo, a la vez permitió que cada organismo haga un catastro de acuerdo a lo que requería.

Así, en la actualidad, por mencionar algunos ejemplos, es posible encontrar catastros temáticos, como el rural, del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego; el minero, a cargo del Ministerio de Energía y Minas; el patrimonial, del Ministerio de Cultura; o el que concierne a este informe: el urbano.

El Decreto Legislativo N° 1365 (2018) consignó al Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS) como ente a cargo del tema y, a la vez, delegó al Organismo de Formalización de la Propiedad Informal (Cofopri) la implementación, gestión, actualización y ejecución del Catastro Urbano Nacional.

Sin embargo, la Ley Orgánica de Municipalidades indica que son los gobiernos locales los encargados de la elaboración de estos catastros en sus jurisdicciones; es decir, son responsables de su implementación, mientras que Cofopri es la entidad que se asegura de que dichos datos se registren.

Pero, pese a la importancia que tienen los catastros para la toma de decisiones en un territorio, su ejecución y funcionamiento es muy bajo.

De acuerdo al Registro Nacional de Municipalidades (Renamu) de 2020, 628 de 1874 gobiernos locales indicaron contar con levantamiento catastral, es decir, declararon haber recolectado información sobre su territorio. De ellos, 325 actualizaron sus datos, en otras palabras, renovaron los reportes previos en un periodo anterior a los tres años y, dentro de este último grupo, solo 135 también mantuvieron sus instrumentos técnicos de manera continua.

  • Levantamiento: Proceso para obtener información y características de una determinada circunscripción territorial.
  • Actualización: Renovación de datos del levantamiento catastral. Esta se lleva a cabo cada cierto período de tiempo. En el catastro urbano, es un periodo de 3 años.
  • Mantenimiento: Proceso para lograr tener un catastro vigente en el tiempo. Dicha acción es constante.

Pero esa información varía por año. Una revisión a la evolución de los registros municipales da cuenta de ello.

Si bien el levantamiento catastral implica que una municipalidad haya recogido información en su territorio, una situación contradictoria es que anualmente los datos varíen en un mismo municipio a pesar de que el registro de levantamiento no depende de la fecha en la que se realizó el catastro, sino del hecho de que se haya realizado o no.

Por ejemplo, la Municipalidad de Villa El Salvador informó no contar con levantamiento catastral en el Renamu 2020 ni en el del 2019, pero sí en el Renamu 2018. Esa información reportada en aquel año debería seguir colocándose a pesar de que no se actualice o mantenga su catastro.

Otra variación en el mismo periodo de tiempo revisado fue el cambio en las preguntas establecidas dentro del Renamu.

En el Registro Nacional de Municipalidades 2017 recién se diferencian los términos actualización catastral de mantenimiento catastral. Aunque 5 años antes, en el 2012, ya se había publicado la Resolución Nº 04-2012-SNCP/CNC, que aprobó los manuales de levantamiento, mantenimiento y actualización catastral urbana, entre otros ejes de acción.

Tanto la actualización como el mantenimiento catastral permiten identificar las variaciones o desarrollo de ciertas zonas urbanas para, a partir de ello, implementar políticas públicas.

Una planificación urbana sin catastro

Si bien el catastro urbano sirve para administrar el territorio, cobrar impuestos y tributos (principal fuente de ingreso de las municipalidades) y tomar decisiones; este también es la base de los Planes de Desarrollo Urbano (PDU).

Leonel Perales, especialista en desarrollo de catastro urbano y docente universitario de la Universidad Nacional del Centro del Perú, puntualiza que para planificar es necesario reconocer las características de un territorio. Esta información es lo que brinda el catastro.

“Si no se tiene un catastro, yo podría decir que lo que estamos haciendo es un intento, con 50% de riesgo, de que esa planificación no funcione. Por más buena que sea la intención, por más buenos técnicos que se tengan, no tenemos la garantía (de que funcione). Tener un catastro es revelar parte de las características que tiene esa ciudad y si no se tiene, pues obviamente se está planificando como una más del montón”, argumenta.

En un informe anterior para LR Data, ahondamos en la importancia de la planificación urbana como un medio de mejora para las ciudades. Dentro de este, también expusimos cómo hay una problemática histórica sobre el tema. El catastro no es la excepción y se encuentra en la misma línea de desarrollo.

Según datos del Renamu 2020, 628 municipalidades reportaron contar con levantamiento catastral, pero solo 124 declararon tener Planes de Desarrollo Urbano (PDU). Una cifra que se reduce si se ven las comunas que cuentan con levantamiento y actualización. En ese grupo de 325, apenas 75 informaron contar con planes.

Aún más baja es la cantidad de municipalidades que levantan, actualizan y mantienen su información catastral. Del total de 135, solo 33 dijeron poseer planificación urbana.

Un registro más penoso es la situación de aquellos gobiernos locales que informaron sobre sus Planes de Desarrollo Urbano (PDU), pero no consignaron realizar levantamiento catastral. En ese grupo hay 65.

Peor y más crítico aún es que de esas 65 comunas, 28 indicaron no requerir asistencia técnica ni capacitación sobre el catastro: 4 en Apurímac, 1 en Arequipa, 1 en Cajamarca, 3 en Cusco, 3 en Huancavelica, 2 en Ica, 7 en Junín, 1 en La Libertad, 2 en Lima, 1 en Loreto, 2 en Pasco y 1 en Puno.

Facho recalca que el catastro urbano tiene por finalidad el conocimiento permanente de la ciudad. Al igual que el plan, ambos son medios para llegar a un bienestar ciudadano mejor.

“El catastro es un vehículo, no es el fin. Yo no puedo decir que ya cumplí con realizarlo. No cumplí si no me sirve, si no puedo leerlo, comprenderlo, implementarlo, aplicarlo y actualizarlo. Me lo pongo de sombrero, pero no me sirve para poder vivir mejor”, puntualiza.

A ello agrega que es necesario recordar que son los alcaldes los responsables de esta implementación y desarrollo.

“El municipio es el gran administrador de la ciudad. El alcalde no es un hacedor de obras, es un gran administrador, que también hace obras, pero ese no es su fin principal. Entonces el catastro es la herramienta principal con la cual puede entender cómo su ciudad está evolucionando, puede recaudar para poder manejarla, puede entender qué necesita para que se desarrolle y puede planificar para que ese desarrollo sea ordenado y coordinado”, expresa el arquitecto urbanista.

Las otras problemáticas del catastro urbano

En un sentido más amplio, el catastro municipal debería ser el inventario de las diversas descripciones requeridas, es decir, funcionar y ser multipropósito.

Marino Carhuapoma, especialista en desarrollo e implementación de sistemas de información geográfica y bases de datos espaciales, explica que un catastro municipal debería permitir entender la ciudad de manera integral, ya que en el área urbana todo está relacionado: medioambiente, seguridad ciudadana, transporte, ámbito social, etc.

“Ese discurso existe hace mucho tiempo. Estamos hablando de 20 años siquiera o 15 al menos de lo que yo conozco. El tema es que siempre en el Gobierno se ven intereses y no están pensando en el ciudadano”, apunta.

Las municipalidades, a través del Cofopri, realizan un catastro predial, es decir, “el inventario físico de todos los predios que conforman el territorio nacional, incluyendo sus características físicas, económicas, uso, infraestructura, equipamiento y derechos inscritos o no, en el Registro de Predios”.

Es así que la información consignada en los Renamu excluye otros datos necesarios para el desarrollo de una ciudad, como las redes de agua y desagüe, alumbrado público, etc.

Esta deficiencia está registrada en la Resolución Ministerial Nº 035-2019-VIVIENDA, modificada por la R.M. 005-2020-VIVIENDA, que justamente identifica las brechas del sector y otros indicadores catastrales.

“El Renamu no cuenta actualmente con las preguntas necesarias para la medición del indicador. Asimismo, la información es de carácter declarativa. El MVCS tiene previsto coordinar con el INEI la incorporación de las preguntas necesarias para la medición del indicador. Cofopri dispone de información de predios urbanos con catastro de ámbitos de su intervención”, se lee en la publicación.

En el documento “Indicadores Brecha, Valores Numéricos de los Indicadores, Diagnóstico de Brechas y Criterios de Priorización para la Programación Multianual de Inversiones 2021-2023” también se expone el porcentaje de predios urbanos sin catastrar. No obstante, a pesar que están listados todos los distritos peruanos, solo se consideran los datos a nivel departamental. Lo demás es una lista vacía sin información.

Carhuapoma insiste en que la naturaleza del Cofopri es de realizar un catastro vinculado a los fines de la institución. “Su intervención está basada en hacer catastro exclusivamente predial y con fines, justamente, de saneamiento o formalización, pero el catastro es más que eso”, indica.

Una revisión al presupuesto asignado al Cofopri en los últimos años da cuenta de ello.

A ello se suma que muchas municipalidades no cuentan con los recursos necesarios para sistematizar esa información en formatos digitales. Además, en varias provincias del país, las municipalidades cuentan con áreas urbanas y rurales. El Registro Nacional de Municipalidades no hace esta diferenciación en la pregunta.

Saúl Barrera, exdirector de Cofopri (2020 a octubre de 2021), reconoce que no se ha tenido éxito en la implementación de un catastro urbano en el país, sea por la multiplicidad de actores, la dificultad en el diseño del sistema catastral, la excesiva reglamentación, los criterios técnicos establecidos o que su realización esté en manos de las comunas distritales.

“Como se sabe, la gran mayoría de las municipalidades distritales del país no cuentan con los recursos ni con las capacidades para abocarse a desarrollar esta tarea y esto ha provocado que a su vez muchas, casi todas las municipalidades sin excepción, no hayan podido tener o contar con un catastro que les ayude, justamente, a desarrollar su gestión local en territorio”, precisa.

Debido a la importancia del catastro para la ejecución del presupuesto local, se busca potenciar este instrumento y, en la actualidad, hay dos grandes proyectos que ve Cofopri.

Uno de ellos es el Plan de Catastro Urbano Utjawi. Este programa continúa con la metodología problemática a cargo de Cofopri expuesta en este informe. Es decir, la institución se encarga del catastro urbano municipal y deja dicha información instantánea a las comunas sin asegurar que se actualicen o mantengan los datos.

Barrera admite que, desde su punto de vista, se hace un “uso ineficiente de los recursos públicos” al seguir con este proyecto. Sin embargo, señala que durante su gestión no pudo cancelarlo porque ya se había aprobado el presupuesto, aunque buscó minimizar el alcance de este. Bajo Utjawi, el Cofopri actualmente realiza el catastro a 12 municipalidades.

La otra gran inversión es el Proyecto Nacional de Catastro Urbano y Apoyo Municipal, cofinanciado por el Banco Mundial, en 22 distritos. En este se busca ser más integral y abarcar otros aspectos más allá del predio, según Barrera.

El exdirector de Cofopri agrega que este sería el nuevo modelo vigente en el país a partir de su finalización en el 2025. “La idea es que en el futuro todos se adapten a eso”, dice.

Para explorar más sobre estos proyectos, su nivel de alcance distrital y nacional, y otros datos, explora la siguiente herramienta.

El esperado catastro

Tal como se encuentra la normativa, los municipios han demostrado no poder realizar los catastros si no cuentan con los recursos económicos o el personal capacitado para hacer dicha función.

A ello se suma la exagerada reglamentación que se necesita al momento de levantar un catastro. Leonel Perales ahonda en la parte legal que también es necesaria para completar una ficha catastral urbana.

“Cuando uno no sabe a quién le pertenece esto o a quién posesiona, realmente es un poco complicado levantar el tema de catastro. Entonces por esos detalles casi no se puede avanzar en todas las municipalidades”, indica el especialista.

Nos comunicamos con Cofopri para ahondar en todas estas problemáticas, pero no respondieron a nuestra solicitud.

Según se comentó a LR Data, hay intenciones de reformular la Ley Nº 28294, norma que creó el Sistema Nacional Integrado de Catastro y su vinculación con el Registro de Predios, pero hasta que ello no pase, solo serán intenciones y una realidad que sigue sin importar mucho.

El préstamo del Banco Mundial puede revertir esa situación, pero es necesario reajustar la normativa. Sin voluntad política y malos funcionarios, muy poco se puede cambiar esta realidad.