14N, una deuda sin saldar: recuento de heridas aún abiertas y una lenta justicia


A un año de la jornada que desencadenó el fin del corto régimen de Manuel Merino nos preguntamos: ¿por qué aún no hay justicia para las familias de los jóvenes asesinados, Inti y Bryan, ni para las decenas de heridos que dejó la violencia policial? Juntamos ocho voces que narran las secuelas que sufrieron y analizamos el estado de dos procesos judiciales en torno al hecho.


8

días consecutivos se movilizaron los ciudadanos masivamente en contra del gobierno de Merino y el abuso policial empleado.

73

desaparecidos reportó la Coordinadora Nacional de DD.HH. en colaboración con los ciudadanos que denunciaban usando las redes sociales.

+126

heridos identificados entre graves y leves fueron atendidos por el Ministerio de Salud durante los días de la protesta.

Un año sin justicia

En el Perú, la justicia no siempre funciona. A veces tarda muchos años; en otras ocasiones, nunca llega. Una demora que están experimentando las familias de Jack Pintado, Inti Sotelo, Jon Cordero, Gloria Alejandro y de otras 80 personas que resultaron agraviadas durante las protestas sociales acontecidas entre el 10 y el 14 de noviembre de 2020. Reparación, juicio político, responsabilidad policial, reforma y garantía de no repetición son las ideas más cercanas que tienen al concepto de justicia.

Este domingo 14 de noviembre se cumple un año desde que miles de ciudadanos salieron a las calles a ejercer su derecho a protesta contra el régimen de Manuel Merino. Fueron días marcados por la violencia policial, que generó más de un centenar de heridos y la muerte de dos jóvenes. Y, aunque hay avances en los dos procesos judiciales que se llevan sobre el hecho, la resolución parece eterna y aún no hay responsables identificados ni sanción política hacia los exfuncionarios involucrados.

Una de las investigaciones es la que está a cargo de la Primera Fiscalía Penal Supraprovincial de Lima, bajo el mando de la fiscal Jhousy Aburto. En esta, se busca establecer la responsabilidad policial por el uso de fuerza excesiva, indiscriminada y desproporcional contra los y las manifestantes entre el 10 y el 14 de noviembre de 2020. Es una de las denuncias que más ha avanzado desde que ocurrieron las movilizaciones.

Carlos Rivera, abogado de la familia de Inti Sotelo, comenta que hay un logro positivo sobre la parte más compleja de la investigación, sobre todo, porque en denuncias de violación a los derechos humanos, el tiempo promedio que duran las investigaciones supera los cinco años.

“Se ha avanzado en la formalización a pesar de que se trata de un caso en el que no solamente se están investigando los crímenes contra Inti y Jack, sino además las lesiones de por lo menos otras 80 personas. (...) Es cierto que los familiares quieren que se determinen responsabilidades, pero lamentablemente en un caso tan complejo como este, diría que el tiempo que se ha utilizado es corto en relación con otros”, explica el letrado.

Algunos casos de violación a los derechos humanos han promediado su resolución casi dos décadas después (La Cantuta y Barrios Altos) y otros aún están en audiencias (esterilizaciones forzadas). Un reflejo de que muchas veces el sistema de justicia peruana no funciona.

La investigación preliminar, que acabó a inicios de octubre, verificó la existencia de una cadena de mando de acuerdo a la responsabilidad de los jefes policiales, así como por la distribución de las zonas de ataque. La Fiscalía sostiene que los hechos cometidos no fueron aislados o excesos individuales, sino que respondieron a un patrón de comportamiento realizado por los altos mandos de la Policía Nacional del Perú (PNP), al haber usado municiones prohibidas y armas potencialmente letales que fueron disparadas directamente al cuerpo de los manifestantes.

¿Cómo funcionó la línea de mando?

A la fecha, la investigación a cargo de la fiscal Aburto evidencia que hubo una línea de mando en las diversas marchas organizadas contra el régimen de Merino. Durante el proceso, se incluyó a otros mandos de la PNP y aún está en estudio la identificación de los agentes que dispararon en las zonas de ataque.

Denuncia contra altos mandos paralizada

La segunda denuncia judicial, a cargo de la Fiscalía de la Nación, es contra los altos mandos que se instalaron en el Ejecutivo entre el 10 y el 15 de noviembre de 2020: Manuel Merino, Ántero Flores-Aráoz y Gastón Rodríguez.

La tesis fiscal señala que, debido a los altos cargos que ejercían estos funcionarios, estaban informados por fuente directa de los mandos policiales, sobre los sucesos que ocurrían en las movilizaciones sociales durante aquellas fechas. En tal sentido, su no accionar sobre sus subordinados es catalogado como un delito, al no proteger la vida e integridad física de las personas protestantes.

Jimmy Sotomayor, abogado de la familia Pintado, detalla que el delito es por omitir hacer algo, es decir, comisión por omisión sobre homicidio doloso. “Omitieron su deber de garantizar la vida de los ciudadanos que estaban marchando en su momento”, precisa.

Si bien la investigación preliminar ya concluyó , esta no puede ser formalizada como una denuncia constitucional, ya que de acuerdo al artículo 99 de la Constitución Política, para investigar a los altos funcionarios es necesario contar con la autorización del Congreso.

El avance de la investigación preliminar determina que existe sospecha reveladora para formalizar la denuncia, pero el proceso requiere interés y compromiso político. Es necesario que uno de los 16 integrantes de la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, en la que se encuentran por lo menos un miembro de las diez agrupaciones políticas que conforman el Legislativo, se haga cargo del caso para realizar un informe y pueda ser debatido. Sin voluntad política, la acusación no puede avanzar.

Recién el pasado lunes 8 de noviembre se instaló dicha subcomisión y se aprobó su plan de trabajo para el Periodo Anual de Sesiones 2021-2022. La denuncia contra los tres altos mandos es una de las 185 que está en manos de dicho grupo parlamentario.

El avance de la denuncia fiscal contrasta con la paralización de la denuncia constitucional. La vigilancia y seguimiento de las investigaciones es una necesidad en un país en donde la impunidad muchas veces se impone.

Un ejemplo de ello es lo ocurrido con la investigación administrativa de la misma Policía Nacional. El 26 de julio, la Inspectoría de la institución exculpó de responsabilidad a 11 policías —entre los que se encuentran Lam, Cayas, Villafuerte y Tenorio—. Sin embargo, este fin de semana se supo que el Tribunal policial, última instancia de sanción, dejó sin efecto tal medida. Con ello, se deberá comenzar nuevamente con las indagaciones.

Aunque la investigación administrativa es diferente a la pesquisa penal y constitucional, a casi un año del llamado 14N, las familias de las y los agraviados exigen determinar y sancionar a los responsables, así como una reparación civil en proporción al daño causado, compromiso político por parte del actual Ejecutivo y Legislativo. Con ello, al menos podrán encontrar una sensación cada vez más cercana a la justicia.

15 DE NOVIEMBRE 2020

Inicia investigación por fallecidos y heridos en manifestaciones sociales

16 DE NOVIEMBRE 2020

Se abre investigación contra Manuel Merino, Ántero Florez-Aráoz y Gastón Rodríguez

30 DE NOVIEMBRE 2020

Declaran compleja la investigación penal

31 DE DICIEMBRE 2020

Se reemplaza al fiscal Yony Soto en las investigaciones

16 DE JULIO 2021

Incorporan a dos coroneles PNP en investigación penal

4 DE OCTUBRE 2021

Fiscalía presenta denuncia constitucional contra Manuel Merino, Ántero Flores-Aráoz y Gastón Rodríguez

6 DE OCTUBRE 2021

Se formaliza investigación preparatoria contra 11 jefes policiales

La Fiscalía de la Nación abre una investigación preliminar en contra de Jorge Lam Almonte, Jorge Cayas Medina y “los que resulten responsables” por las lesiones contra diversos ciudadanos y ciudadanas y por el fallecimiento de los jóvenes Inti Sotelo y Jack Pintado. A través de la Tercera Fiscalía Penal Supraprovincial de Lima —y liderado por el fiscal Yony Soto Jiménez—, el Ministerio Público inicia las diligencias. El proceso incluye recolectar las historias clínicas de los ciudadanos agraviados, realizar las pericias forenses, obtener los registros fílmicos, entre otras acciones.

La Fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, dispone investigar preliminarmente al expresidente Manuel Merino de Lama; al expresidente del Consejo de Ministros, Ántero Flores-Aráoz, y al exministro Gastón Rodríguez por los presuntos delitos de abuso de autoridad, lesiones graves y leves, homicidio doloso en contra de Jack Pintado e Inti Sotelo, y desaparición forzada. Todos los delitos se dan en el contexto de grave violación a los derechos humanos.

El Ministerio Público declara compleja la investigación preparatoria contra los involucrados en el fallecimiento de Inti Sotelo y Jack Pintado, y de las lesiones graves y leves contra otros ciudadanos durante las protestas sociales contra el régimen de Manuel Merino. La complejidad implica recabar la información de más de 70 personas agraviadas e indagar en la línea de mando contra los altos mandos policiales.

El Ministerio Público designa a la abogada Jhousy Margot Aburto Garavito, de la Primera Fiscalía Penal Supraprovincial de Lima, como fiscal provincial titular del caso en reemplazo del fiscal Yony Soto. La funcionaria se dedicará exclusivamente a las investigaciones de la denuncia contra los responsables policiales de los represión en las movilizaciones sociales de noviembre.

La Primera Fiscalía Penal Supraprovincial de Lima dispone incluir a los coroneles PNP Carlos Villafuerte, jefe de la Unidad de Servicios Especiales, y Percy Tenorio, de la Dirección de Operaciones Especiales, en calidad de investigados por la muerte de Inti Sotelo y Jack Pintado, así como por las lesiones graves y leves a más de 70 personas.

La fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, presenta una denuncia constitucional contra Manuel Merino, expresidente de la República, Ántero Florez-Aráoz, expresidente del Consejo de Ministros y Gastón Rodríguez, exministro del interior. La acusación es presentada en el Congreso de la República, ya que de acuerdo al artículo 99 de la Constitución Política, para investigar a los altos funcionarios es necesario contar con la autorización del Legislativo.

La fiscal provincial Jhousy Aburto finaliza la investigación preliminar y formaliza la investigación preparatoria contra 11 altos jefes policiales en el marco de las protestas sociales de noviembre de 2020. La fiscal califica los hechos en un contexto de represión policial indiscriminada, desproporcionada e ilegal por el uso arbitrario de la fuerza pública.

La denuncia comprende al teniente general Jorge Lam Almonte, el general Jorge Cayas Medina, los coroneles Percy Tenorio Gamonal y Carlos Vicente Villafuerte, los comandantes Charles Apaza Pilares, Giulianno Arguedas Pérez y Víctor Oliva Angulo, y los mayores José Solari Chillcce y Juan Chenet del Pozo, así como el capitán Mario García Chávez. La acusación es por los presuntos delitos contra la vida, el cuerpo y la salud.

11

policías han sido incluidos en la investigación hasta la fecha. Los oficiales son acusados por los delitos contra la vida, el cuerpo y la salud en contexto de graves violaciones a derechos humanos.

44

declaraciones y 54 fuentes documentales forman parte del sustento de la denuncia constitucional contra Manuel Merino, Ántero Flores-Aráoz y Gastón Rodríguez.

80

víctimas figuran en la denuncia penal por los hechos ocurridos en el Centro de Lima entre el 10 y el 15 de noviembre de 2020. Aún hay otras personas afectadas en proceso de identificación.

14N, día de memoria

Mientras las investigaciones siguen su curso, se alarga el proceso de una justicia que no termina de aterrizar, que se limita a la promesa de la búsqueda de la verdad. Y en ese tiempo, las víctimas de la violencia policial continúan esperando. ¿Cuánto más?, se preguntan las familias de los fallecidos y también aquellos que quedaron lastimados. Sus heridas, físicas y psicológicas, seguirán abiertas y ardiendo, infectadas por la injusticia, hasta que no llegue la reparación que necesitan, hasta que no se juzgue a los responsables. A lo largo del tiempo, el 14 de noviembre de 2020 se afirma con más fuerza como una fecha determinante para el devenir de la historia reciente de nuestro país. Por ello, olvidar está prohibido.

Olvidar es preparar el escenario para quienes pretenden borrar la historia y reescribirla, por lo que es indispensable el ejercicio de la memoria colectiva. El 14N, como toda protesta social, no nació de un día para otro. Una serie de eventos, asociados sobre todo con la corrupción de la clase política, dieron pie a una situación tensa. Frente a ello, la ciudadanía hizo suya la bandera de la indignación y salió a las calles para reclamar una realidad más justa. En una semana cargada de movilizaciones sellaron el fin de un gobierno de facto.

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LUNES 9 DE NOVIEMBRE 2020

El Congreso aprueba la vacancia de Martín Vizcarra

MARTES 10 DE NOVIEMBRE 2020

Inician las movilizaciones masivas y la represión

MIÉRCOLES 11 DE NOVIEMBRE 2020

Primeros heridos de gravedad y un Congreso que se niega a citar a los altos mandos

JUEVES 12 DE NOVIEMBRE 2020

Día de la primera gran marcha nacional

VIERNES 13 DE NOVIEMBRE 2020

Organización, solidaridad y censura.

SÁBADO 14 DE NOVIEMBRE 2020

Segunda marcha nacional: grandes manifestaciones y violaciones de DD.HH.

DOMINGO 15 DE NOVIEMBRE 2020

El país se paraliza y Merino de Lama anuncia su renuncia

LUNES 16 DE NOVIEMBRE 2020

La protesta continúa mientras en el congreso se negocian votos

MARTES 17 DE NOVIEMBRE 2020

Los pendientes: reforma policial y responsabilidad política

DÍA 1

Ciudadanos en todo el país salen a manifestarse en contra de la decisión del Congreso. Se hacen plantones y cacerolazos.

DÍA 2

Las movilizaciones masivas se concentran desde las 8.00 a. m. en contra de la asunción de Manuel Merino como presidente. Inician las convocatorias en otras regiones. Amnistía Internacional exige a las autoridades garantizar los derechos fundamentales de las personas a raíz de videos, testimonios y fotografías en las que se observa abuso policial.

“Como colectivas feministas nos organizamos y preparamos diseño de caminata, con pañuelos blancos y performances. La consigna era activar con el ciudadano de a pie pero ya desde la mañana hubo una fuerte represión, las bombas te obligaban a quitarte la mascarilla y descuidar cualquier protocolo anti-COVID”, comenta Liliana, una de las manifestantes e integrante de la Coordinadora 14N.

DÍA 3

Mientras miles de ciudadanos protestan durante el día en los alrededores del Centro de Lima y otros distritos a través de “cacerolazos”, la OEA y embajadas de varios países desconocen al gobierno de Merino. Estudiantes universitarios protestan frente a la SUNEDU por el temor a que se estanque la reforma universitaria. “La vacancia era un síntoma de la situación política y económica del país que ya no da para más. Los derechos de los estudiantes y los trabajadores siempre se postergan por la pugna de poder”, recuerda un alumno de la UNMSM que asistió a las protestas en Lima.

En las redes sociales y medios periodísticos se comparten más vídeos de represión policial excesiva en distintos lugares del país como Madre de Dios donde se registraron más de 20 detenciones y un herido de gravedad. Se usaron carros que disparaban agua, motos en movimiento, perdigones de goma, gases lacrimógenos, golpes de vara, técnicas de amedrentamiento llamada “chicle”, entre otros. El Congreso rechaza citar al subcomandante general de la PNP, Jorge Lam Almonte, para explicar el abuso policial empleado.

DÍA 4

Miles de estudiantes, trabajadores, profesionales y diversos colectivos salen a las calles para expresar su inconformidad con la clase política de derecha conservadora que ocupaba el gobierno. “Lo que se vio bastante fue la consigna ‘ni Merino ni Vizcarra, que se vayan todos’, lo cual reflejaba la denuncia contra el régimen político existente y una participación política crítica”, recuerda un miembro de “Las Zonas”, uno de los colectivos ciudadanos presentes. La descentralización de la marcha fue posible ya que los ciudadanos se autoconvocaron durante todo el día en sus respectivos distritos. Diversos testimonios dan cuenta de que la PNP usó bombas lacrimógenas “distintas”, que generaban una sensación de atragantamiento en lugar del ardor acostumbrado, así como el esparcimiento de gas pimienta desde helicópteros.

Se hicieron disparos directamente al cuerpo de los manifestantes con armas potencialmente letales (bombas lacrimógenas, perdigones de goma, granadas lacrimógenas de mano) y municiones prohibidas (canicas de vidrio) que generaron lesiones leves y graves. Se denunció presencia de efectivos “terna” y uso de policía montada. Voces del gabinete Merino negaron estos hechos y aseguran que las protestas estaban siendo “incentivadas” y “organizadas” por grupos reaccionarios como el Movadef. “A medida de que la marcha se sostenía se incrementaba la necesidad de ir. Sentíamos que a la clase política no le interesaba el país, había mucha indignación por la represión desmedida ante las marchas pacíficas”, recuerda Madeleine, manifestante perteneciente a la coordinadora 14N.

DÍA 5

Después de la primera gran marcha nacional, el Centro de Lima comienza a abarrotarse cada vez más de intervenciones político-culturales en postes, pistas y paredes ya que al ser tantas cada día se había vuelto más difícil de borrar durante la madrugada. “Fue bastante importante la toma de la ciudad, transgredir los signos de la idea fría de lo que era el buen vivir, mucho de lo que fue intervenido era el ornato público. Si no hay estabilidad política se va a reflejar en cómo está la ciudad”, recuerda un integrante del colectivo "Las Zonas".

El gerente de Prensa de IRTP, Renzo Mazzei, denuncia que recibió una llamada del Gobierno para que el Canal 7 no continúe informando sobre las marchas. Las movilizaciones tuvieron como objetivo las viviendas de Manuel Merino y de su primer ministro Antero Florez, así como las sedes de algunos medios de comunicación.

A su vez se observa bastante solidaridad entre los ciudadanos ya sea con donaciones, banderas en viviendas, equipos de protección para contener la represión, etc. Ciudadanos individuales y colectivos comienzan a organizarse para sostener otra gran marcha. Se arman grupos de Whatsapp y Telegram donde compartían vídeos de Tik Tok y flyers con información sobre cómo desactivar bombas con ejemplos de Hong Kong y Chile, así como de brigadas médicas de manera rápida y autodidacta.“Hubo un sentimiento de apoyo fuerte en las calles, las personas iban y ayudaban en primeros auxilios, era sorprendente la cantidad de gente que sin conocerte se interesaba por ti, hubo mucha unión desde la ciudadanía”, comenta Flavia que asistió a las marchas con sus amigas.

DÍA 6

Se ve presencia de vehículos antimotines de las FF. AA. y de la PNP en varios distritos de la capital. Las personas llegan al Centro de Lima ocupando toda la avenida Nicolás de Piérola desde la Plaza Dos de Mayo hasta la avenida Abancay. “Desde la primera marcha se bloquearon las redes telefónicas por la periferia de la plaza San Martín, la gente no se podía comunicar. Había un pánico colectivo de alejarnos de la policía a como de lugar. Ellos golpeaban sin responsabilidad en todas partes de Lima”, comenta otra manifestante que asistió a ambas convocatorias.

Alrededor de las 8.00 p. m., a la altura del parque universitario, se registra el uso indiscriminado de bombas lacrimógenas hacia periodistas, brigadistas de primeros auxilios y ciudadanos y se reporta el corte del alumbrado público. “Nos gasearon por plaza San Martín, escuchamos disparos y hubo una especie de tranquilidad, nos acercamos a Colmena por Lampa y sonaron ambulancias. Tuvimos que volver porque seguían reprimiendo, nos persiguieron hasta Tacna”, comenta otra manifestante presente. En esos momentos, se reporta el primer fallecido, Jack Bryan Pintado Sánchez (22), producto de 10 heridas penetrantes por proyectiles de arma de fuego que le causaron una hemorragia interna y la muerte casi inmediata.

Las manifestaciones continúan en todo el país y las personas en primera línea, quienes mantenían el objetivo de llegar al Congreso hacen uso de artefactos pirotécnicos y diversos objetos para responder a los numerosos perdigones y bombas lacrimógenas que la PNP arrojaba hacia el cuerpo de los manifestantes mientras diversas figuras políticas y organismos internacionales expresan rechazo al gobierno de Merino y a las violaciones de derechos humanos cometidas.

Al promediar las 10.00 p. m., Jordan Inti Sotelo Camargo (24) recibe un impacto de proyectil de arma de fuego a la altura del tórax y es trasladado al hospital Grau, pero murió en el trayecto. Confirmado el segundo fallecido, decenas de manifestantes llegan al Congreso escoltados por la PNP, una vez al frente se dan la mano con algunos policías y permanecen sentados de forma pacífica. Minutos después son cercados con rejas y reprimidos con bombas lacrimógenas y perdigones. También se registraron detenciones.

DÍA 7

Durante casi toda la madrugada se armaron y reportaron bases de datos con decenas de heridos y desaparecidos. En las redes se difunden videos e imágenes que dan cuenta del abuso policial. La familia de uno de los fallecidos y el periodista Alonso Chero denuncian acoso policial en su domicilio. Alrededor del mediodía, Manuel Merino dimite al cargo de presidente después de la renuncia de 13 de sus ministros.

A raíz del #14N, la ciudadanía plantea demandas más específicas por las que iban a continuar con la protesta. Se cuestionó la actual constitución. “La situación de descontento ayudó a que se levante desde un sentimiento común de que necesitamos un nuevo pacto social, discutir una constituyente es una oportunidad para cambiar este sistema desigual en el que vivimos.”.- comenta Madeleine. Otras demandas identificadas fueron la necesidad de una reforma policial y la búsqueda de justicia por los 2 fallecidos.

Durante la tarde, colectivos de ciclistas y cientos de manifestantes llegaron al Centro de Lima para cantar el himno nacional en señal de protesta. El Congreso acepta la renuncia de Merino y se elige la mesa directiva que ocupará su cargo, pero la sesión se posterga ante falta de votos hacia las listas. Por la noche hay vigilias. “La ciudad estaba abarrotada de imágenes que dio pie a mucha creación, las personas se dieron cuenta que no era cuestión solo de la presencia sino también de lo visual. Hubo dos altares: uno en Piérola y otro en Miraflores.”, cuenta Ibis, otra ciudadana que participó en las protestas.

DÍA 8

La ciudadanía continúa protestando en todo el país con diversas consignas: una nueva constitución, la reforma policial, así como justicia y reparación para los heridos, desaparecidos y fallecidos durante los días de protestas sociales. Durante la tarde, con 97 votos a favor, 26 en contra y 0 abstenciones, el congresista Francisco Sagasti del Partido Morado se convierte en el nuevo titular del Congreso y asume la Presidencia de la República por sucesión constitucional.

DÍA 9

Francisco Sagasti jura como presidente interino y rinde homenaje a la llamada “generación bicentenario” y a los familiares de los dos fallecidos en las protestas. En su discurso asegura que las elecciones de abril de 2021 se realizarán sin contratiempos y que enfrentarán la crisis económica y sanitaria ocasionada por la pandemia, sin embargo no se refiere a la reforma policial.

Durante la tarde, la plaza San Martín vuelve a llenarse de manifestantes que expresan consignas como la indemnización para las familias de Inti y Bryan, denuncias contra los responsables políticos Merino de Lama, Flores Aráoz y Gastón Rodríguez, la eliminación de inmunidad parlamentaria, reforma policial, entre otras.